Los abrasivos resistentes están hechos para soportar condiciones de trabajo duras con un impacto mínimo en sus capacidades de corte y pulido durante todo el período de trabajo. Buenos ejemplos de abrasivos reforzados son los diamantes, que requieren materiales de alta calidad con una excelente resistencia al desgaste. Los abrasivos resistentes se aplican en usos industriales donde se realiza un pulido o corte constante, por ejemplo, en plantas de reciclaje de metales o en la fabricación a gran escala. Son efectivos bajo condiciones de presión, temperatura y fricción extremas. En los abrasivos resistentes, los agentes de unión deben fijar los granos abrasivos de manera tan rígida que la herramienta resultante sea confiable y duradera.